sábado, 5 de octubre de 2013

EL PASEANTE AIRADO SE DESPIDE

El paseante airado se inició en noviembre pasado y concluye ahora. Su autor puede asegurar que ha disfrutado mucho con estas anotaciones y tiende a creer (en contra de lo que más abajo se apuntará) que será reincidente en el género de los blogs. Está, desde luego, muy agradecido a sus lectores, más o menos numerosos según temas y formatos, y a menudo francamente amables. La serie que hoy concluye no fue proyectada como una ocupación fija de su autor, sino más bien como un conjunto de textos que, llegado cierto momento no muy tardío (quizás el final del curso académico pasado), habrían completado un ciclo. No sé, la verdad, si el ciclo está completo, pero me parece que el seguir adelante podía resultar fatigoso para muchos lectores. A veces lo misceláneo puede acabar siendo más monocorde que lo que apunta a un solo propósito. Dice tratar de cualquier cosa, pero a menudo acaba tratando obsesivamente sólo de quien escribe, que rara vez es un tema interesante. Y, cuando los lectores ven un texto con la única expectativa de encontrar “las cosas de fulano”, más vale que fulano piense seriamente en dedicarse a otra cosa. No tengo pruebas concluyentes, pero sospecho que la difusión digital favorece lo anterior más de la cuenta. Al fin y al cabo, los blogs son asunto de pandillas (grandes o pequeñas, pero siempre pandillas), y se parecen a reuniones de amigotes en las que siempre se acaban contando los mismos chistes y se habla mal de las mismas personas. Puede que, junto con algunos otros escritos, lo que aquí ha venido apareciendo dé para un libro, aunque eso está por ver, sobre todo porque al autor no le faltan tareas librescas que completar. En caso de reincidir en esto, seguramente rehuiré el género de la silva de varia lección. Les reitero mi agradecimiento y les envío mi más cordial despedida.